Muy curiosa esta foto también, si dejamos volar la imaginación podríamos afirmar que el árbol es acariciado por el alma de otro árbol, un fantasma delicado que se cuela en la tarde. Podrían salir con Pablito a cazarlo, no?
Me fascinan los fresnos, sobre todo en el otoño. En Revenga se vengan (no es un juego de palabras) de ellos desmochándolos. Pero sé que es así y que luego brotan. Las sombras siempre acogen.
En la casa de campo de mis abuelos, frente a la puerta tenemos la suerte de recibir la sombra y el sonido de media docena de fresnos. Hace décadas, alguien regaló a mi abuelo unos apodos de rosal sirio, que es una especie trepadora. Los plantó junto a los fresnos y ahora pueden medir treinta metros. La belleza de ese verde espectacular en los fresnos coronados por un rosario de rosas rojas es una estampa que me sobrevuela el alma, y cada vez que me acuerdo de ellos se me viene a la mente esta imagen tan sobrecogedora. Han sido testigos de unos momentos muy dulces en mi vida, y el poder simbólico de un fresno, para mí, es muy lindo.
Tu foto preciosa, con ese buen gusto y buen mirar de siempre, y con esa carga emocional detrás que tan necesaria es para justificar la foto más allá de la estética.
Nada Andrés, está bien comenta todo lo que quieras. Por la historia que cuentas, veo que tienes un tema fotográfico pendiente con el fresno y el rosal, animate, porque si no lo fotografías tu que tienes al alma amarrada a esa estampa ?
5 comentarios:
Muy curiosa esta foto también, si dejamos volar la imaginación podríamos afirmar que el árbol es acariciado por el alma de otro árbol, un fantasma delicado que se cuela en la tarde.
Podrían salir con Pablito a cazarlo, no?
mejor lo dejamos acariciar, no sea que alguna vez nos toque ser árbol y nos quedemos sin la sombra de su caricia :-))
Me fascinan los fresnos, sobre todo en el otoño. En Revenga se vengan (no es un juego de palabras) de ellos desmochándolos. Pero sé que es así y que luego brotan.
Las sombras siempre acogen.
En la casa de campo de mis abuelos, frente a la puerta tenemos la suerte de recibir la sombra y el sonido de media docena de fresnos. Hace décadas, alguien regaló a mi abuelo unos apodos de rosal sirio, que es una especie trepadora. Los plantó junto a los fresnos y ahora pueden medir treinta metros. La belleza de ese verde espectacular en los fresnos coronados por un rosario de rosas rojas es una estampa que me sobrevuela el alma, y cada vez que me acuerdo de ellos se me viene a la mente esta imagen tan sobrecogedora. Han sido testigos de unos momentos muy dulces en mi vida, y el poder simbólico de un fresno, para mí, es muy lindo.
Tu foto preciosa, con ese buen gusto y buen mirar de siempre, y con esa carga emocional detrás que tan necesaria es para justificar la foto más allá de la estética.
Perdón por la extensión del texto.
Nada Andrés, está bien comenta todo lo que quieras. Por la historia que cuentas, veo que tienes un tema fotográfico pendiente con el fresno y el rosal, animate, porque si no lo fotografías tu que tienes al alma amarrada a esa estampa ?
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